El Neem: el árbol insecticida
Abel Piqueras (Científico Titular, Grupo de Biotecnología de Frutales, CEBAS-CSIC)
El neem (Azadirachta indica A. Juss) es un árbol de hoja perenne originario de la India que puede adaptarse y ser cultivado en zonas de clima tropical y subtropical. Este árbol tiene multitud de propiedades interesantes y se emplea tanto en la reforestación de zonas áridas como para la obtención de compuestos con aplicaciones farmacológicas y agronómicas. Su carácter polivalente ha llevado a muchos países a importar este cultivo. Aunque todavía no existen plantaciones comerciales de neem en España, éste podría ser cultivado en zonas del sur y levante.
Aunque su origen botánico todavía no ha sido completamente establecido, la mayoría de los autores coinciden en que procede de zonas áridas de la montaña de Siwalik de la India y Birmania mientras que otros lo sitúan en el subcontinente Indo-Pakistaní incluyendo Pakistán, Sri Lanka, Birmania, Thailandia y Malasia. En la actualidad se cultiva en más de 80 países de Asia, África, Oceanía y Sudamérica. En Europa se encuentra en plantaciones experimentales ubicadas en Francia y Alemania. En lo que se refiere a España, hasta el momento el único programa experimental de plantación se va a localizar en la finca de Santomera adscrita al CEBAS-CSIC de Murcia. La altitud máxima para su cultivo son 1000 m y una vez establecido necesita de muy pocos cuidados. Crece bien en áreas subhúmedas, aunque, con un buen drenaje, puede progresar en áreas subáridas que presenten periodos de sequía de seis a nueve meses o incluso años extremadamente secos. Además, puede soportar un amplio rango de temperaturas desde los 5 a los 50ºC. Por debajo de los 10ºC se detiene o frena su fructificación y las heladas pueden ocasionar la muerte del árbol o acelerar su defoliación (NRC 1992).
El neem pertenece a la familia Meliaceae, a la que también pertenecen la caoba y la canela. Es un árbol de crecimiento rápido, robusto, perennifolio y frondoso que puede alcanzar una altura máxima de 30 metros y vivir más de 200 años. Desarrolla una raíz pivotante que crece y se desarrolla rápidamente, fundamental para resistir la sequía y garantizar su supervivencia en suelos pobres y áridos. Sus hojas son compuestas, fasciadas de forma aserrada, de 7 a10 cm de largo y color verde intenso. Su flor es blanca, crema o amarillenta, bisexual y se inicia entre el tercer y cuarto año de plantación. Su fruto es una drupa de forma elipsoidal lisa de 1,4 a 2,4 cm de longitud. El fruto es de color blanco al inicio de la floración, amarilleando cuando madura (de Julio a Septiembre) con una pulpa jugosa, dulce y comestible (Girish y Shanlara Bath 2008). Desde el punto de vista forestal su resistencia a la sequía, crecimiento rápido y profundidad del sistema radicular le sitúan como candidato ideal para la reforestación de zonas áridas o erosionadas y con este propósito se han realizado plantaciones en zonas del centro de la India del Sahel.
De las semillas del neem se extrae un bioinsecticida natural orgánico que supone una alternativa eficaz y viable a los insecticidas químicos. Su principal principio activo es la azadiractina que tiene una estructura análoga a la ecdisoma, una hormona de los insectos que controla el proceso de metamorfosis cuando pasan de larva a pupa y adulto o las mudas de crecimiento, actuando no de forma instantánea sino que interrumpe su crecimiento y reproducción. Otra ventaja adicional es su escasa o muy reducida toxicidad para los vertebrados. La azadiractina es un terpenoide (limonoide) sensible a la acción de la luz y del calor, recomendándose su aplicación al final del día o durante la noche. Este compuesto presenta una rápida biodegradación de entre veinte y treinta días lo que asegura un reducido impacto ambiental sobre los cursos de agua, suelos y cultivos. La azadiractina ha demostrado su efectividad en más de trescientas especies de insectos como coleópteros, dípteros, orugas, saltamontes, langostas y trips entre otros. Los pesticidas basados en neem son de fácil preparación, muy efectivos y resultan muy accesibles a los agricultores de los países del tercer mundo (Biswas et al. 2002).
Referencias:
Biswas K et al. (2002) Biological activities and medicinal properties of neem (Azadirachta indica). Current Science 82 (11):1336-1345.
Girish K., Shankara Bhat S (2008) Neem tree- a green treasure. Electronic Journal of Biology, 4(3):102-111.
Neem, a tree for solving global problems (1992) (NRC) National academy press. Washington DC 107p.