LETARGO INVERNAL / NECESIDADES DE FRÍO EN FRUTALES
José Egea Caballero (Prof. de Investigación, CEBAS-CSIC) y David Ruiz (Científico Titular, CEBAS-CSIC)
Los frutales de hueso (melocotonero, albaricoquero, ciruelo, etc.) y pepita (peral, manzano, etc.) a partir del verano van progresivamente entrando en una fase de parada vegetativa que alcanza su máxima intensidad en nuestras condiciones climáticas, aproximadamente a comienzos de noviembre. A partir de ese momento se produce un rápido deterioro de las hojas que culmina pronto en la pérdida de las mismas. En ese momento, aunque los árboles se encuentren en las condiciones más favorables para su crecimiento y desarrollo (agua, luz, temperatura, fertilización, etc.), se mantienen totalmente paralizados sin mostrar el menor síntoma de vida. A esta fase de su ciclo anual se le denomina “letargo invernal.” El letargo invernal es un mecanismo de defensa frente a las condiciones climáticas adversas del invierno, es decir frente al frío. Si la planta se mantuviera verde y lozana en esa fase invernal con fríos más o menos intensos, sufriría frecuentemente la helada con el riesgo incluso de ser completamente destruida. Si no se mantuviera en letargo en esa época, podría incluso florecer y con la helada las flores serían destruidas y por tanto, puesto que la floración es el elemento fundamental de la reproducción (la descendencia), se pondría en peligro el futuro de la especie.
¿Cómo sale la planta del letargo? Curiosamente en la naturaleza es el frío el factor que provoca la salida del letargo. Una combinación de tiempo y temperaturas frías conduce progresivamente a la liberación de la planta del freno para el crecimiento que supone el letargo invernal. Pero no todas las temperaturas frías son igual de efectivas. Las más eficientes están en torno a 7 ºC y temperaturas más bajas o más altas son menos eficientes. Cuando las temperaturas en esa fase superan los 16ºC entonces se produce un retroceso, una marcha atrás en la salida del letargo.
Pero no todas las variedades necesitan la misma cantidad de frío para liberarse del letargo. Esta cantidad es propia de cada variedad, dándose una amplia variabilidad en el valor de este parámetro. La cantidad de frío que precisa una variedad determinada para salir del letargo se denomina “necesidades de frío invernal” de la misma. Cuando el frío en un área determinada no es suficiente para completar adecuadamente las necesidades de frío de una variedad, la floración y brotación de la misma es muy irregular, con consecuencias muy negativas para la producción de frutos e incluso para el desarrollo del árbol. Si por el contrario una variedad se localiza en un área en donde complete muy pronto en el invierno “sus necesidades de frío”, frecuentemente florecerá a mediados del invierno con el consiguiente riesgo de helada y con ello la pérdida de cosecha. Como vemos, las “necesidades de frío invernal” determinan en que áreas las variedades deben ser plantadas para su mejor adaptación y comportamiento productivo.